Los pisos Reflejos complejos


 Mirando una Serie turca llamada “Almas Heridas”, me fui identificando con varias partes de sus diferentes capítulos.

 El miedo que sentía en la soledad de mi niñez, pero el tener que ser la mamá responsable con tan solo 8 años. Era mi responsabilidad, que mi hermana a su debida hora comiéramos, era mi responsabilidad si había un terremoto, tomar a mi hermana y la cajita de las alhajas, correr a la puerta de entrada y quedarnos allí. Era mi responsabilidad, cuidar a mi hermana que no se golpeara, porque si algo pasaba no tendríamos manera de salvarnos, ya que nos dejan con la puerta cerrada con llave.

 Era mi responsabilidad, el cuidar que decía, como me movía, si miraba a algún chico, o si me reía; porque el mundo externo me podía tomar como una mujer de calzones flojos… era mi responsabilidad, pero tan solo tenía 8 años y lo único que quería es reir, jugar, ser felíz a mi manera.

 Era mi responsabilidad, ser la mejor alumna; porque así demostraríamos a mi tía clair, que nosotros eramos gente y de las mejores. Hoy esta parte me doy cuenta que yo no tenía que demostrar nada, era mi madre la que tenía ese problema… Pero tardé más de 50 años para entenderlo.

 Era mi responsabilidad que los piesos de la dormitorio/comedor todo en un 4X4, sea reluciente, en donde con tan solo pararte sobre él deberías reflejarte. Recuerdo, esa tarea me tocaba los sábados. Se sacaban las camas al patio, la mesa y  debía tomar el trapo de  cera y la cera, arrodillarme y comenzar a pasar cera parte por parte… Después con el tiempo cuando fui creciendo, ya ponía el trapo de la cera en un palo secador de piso y asi comenzaba a encerar esos pisos, claro de esta manera doble pasada tenía que hacer porque no era lo mismo que a mano. El lustre al principio era con un pulover viejo azul tejido por mi madre, endonde de la misma manera arrodillada tenía que pulir la cera, para que comience a relucir… había una casa de dos piso que lindaba con nosotros y la señora de ahí que era clienta de mi madre porque ella le cocía; siempre le comentaba:

- “iris”, cuando salgo a la terraza es hermoso ver como estos pisos brillan con la luz del sol… Mónica hace un excelente trabajo.

 Mi madre orgullosa lo comentaba siempre a todos los parientes. Pero… ¿cómo y cuándo comenzó esto? No estoy segura, solo tengo algunos fragmentos en mi cabeza en donde recuerdo que mi madre siempre se quejaba que los pisos no relucían como los de la pensión en donde ella vivió al casarse y que la casa era tan precaria que le daba vergüenza que la visitaran, por eso nunca fue a esa casa, mi tía clair. Para que no viera lo pobre que éramos en ese tema…

 Es así que creo que me puse su mochila, con tan solo 10 años, tomé la responsabilidad de hacer relucir la casa para que ella no se sintiera pobre. Recuerdo que cuando las clientas la alababan por los pisos relucientes, ella era feliz y eso creo que pretendía hacer yo… verla feliz con esto poco que hacía.

 Luego cuando me junte con el padre de mis dos hijos mas chicos, me llevo a una casa en donde el piso era un contrapiso… o sea cemento.. como sufría yo porque venía de unos pisos, brillantes a uno que por mas que baldeaba hasta 2 o 3 veces al día, solo era cemento y no se notaba si estaba limpio o sucio.

Claro viendo desde el punto de vista de mi pareja en ese momento teníamos un castillo de mármol a sus ojos… porque él venía de vivir en una casa en donde el piso era de tierra.

 Hoy me doy cuenta que de un extremo me fui al otro… ¿Por qué? porque los grises existen, pero el de quedarte en ese gris o en el brillo reluciente, todo depende de cada uno y no del otro, simplemente de uno mismo.

 Ahora estoy en mi casa, con piso de cerámicos y en otros lugares piso de mosaico y también piso de cemento… estoy frente a los 3 pisos que recorrieron en mi vida.

 Los primeros meses, todo relucía al mismo estilo de cuando era chica y era mi responsabilidad tener unos pisos relucientes. Luego fui aprendiendo cuando mi madre partió de este mundo, que ya no tenía que hacerla feliz con los pisos relucientes, ahora tenía que ser yo "la feliz".

 Por eso ya no corro a limpiar cuando se ha caído una gota, no corro a tener reluciente por si alguien me visita, para que no me critique… solo me atiendo yo.

 A veces en la vida hacemos cosas que sin darnos cuenta no somos nosotros, sino que somos lo que el otro quiere que seamos. Hoy mis pisos, son los que mis pies quieren tocar.

 Filosóficamente, puedo decir que aprendí a elegir la tierra que quiero pisar, como y cuando pisarla.

Comentarios