Cabello revuelto,
pensamientos envueltos. Todo es complejo a pesar que uno busca resolverlo. Muchos
refranes en la cabeza todo para lo mismo pero ninguno para decir cómo hacerlo.
Leer y más leer,
buscando la fórmula perfecta, pero no se halla porque todavía no fue expuesta.
Siglos corriendo por
libros, por papeles y por internet, por más que busques, no lo vas a ver.
En cada momento
comenzar de nuevo, buscar aquello que ni entiendo.
Me pregunto
- ¿Por qué buscas?
- Porque solo
corriendo podré encontrar
- ¿Qué quieres
encontrar?
- Aquello que siempre
me suena en la cabeza, en mi corazón y en mi alma
- Pero ¿Qué es?
- no lo sé, solo revuelvo todos los rincones,
para saber.
- ¿Cómo piensas
encontrarlo, si no sabes el que?
- Me daré cuenta
cuando lo tenga, porque mis manos arderán de placer al tocarlo.
- O sea, ¿si tocas una
brasa encendida, tu mano arderá también?
- Dependiendo, de que esté
hecha la brasa.
- ¿Cómo es eso?, las brasas
son carbones prendidos.
- Sí, pero si es de
roble, por más que lo enciendas tardará en arder; porque su fuerza no permitirá
que se consuma y su poder de justicia hasta quizás no permita que lo prendas.
Observa cómo son sus ramas, se caen de tanto follaje, pero nunca se quiebran.
Podrán pasar huracanes, y el ahí seguirá sin grietas. Pueden caer heladas, en
donde sus hojas se congelan, pero en su centro corre savia que lo mantiene en
pie y en su cetro. Puede que le toque inundaciones, pero cuando se calme la
furia de las emociones, él seguirá de pie y sin resquemores.
Mira, él pasa por todos los estados y nunca se pregunta cuál es la estación
próxima en la que será probado. Él, está seguro de que tiene todo lo necesario
para seguir parado.
- Entonces… ¿ya sabes
lo que buscas?
- Todavía no… sólo sé
que eso es una pieza del rompecabezas que estoy queriendo armar.
- y… tu puzle ¿de Cuántas
piezas se compone?
- Ni idea, porque cada
vez que miro la tapa de la caja, me cambia la imagen y vuelvo a comenzar.
- De esa manera nunca
podrás armar tu cuadro, si cambias constantemente.
- Justamente, por eso
busco el real, para lograr terminar este recorrido que todavía no veo el final.
- Calma, calma… te
cansarás y abandonarás antes de que completes tu pasar.
- No puedo parar, no
debo parar; porque entonces… todo habrá sido en vano, el trajinar.
- Mira a tu roble, él
no tiene apuro por crecer. Se toma su tiempo y su alimento es controlado por
largos momentos. En el verano da frutos y luego pasa un tiempo descansando,
para ver que hacer en la próxima estación del año. Así más de mil años, va
cambiando. Pero sin correr, porque sabe que tendrá lluvias por superar, vientos
por resistir y heladas por derretir.
- Si!, pero mi tiempo
es mucho menos para lograr todo eso.
- Tu tiempo es menor,
por estar acelerado. Quieres encontrar todo ahora, sin haber pasado por todos
los estados. Hoy vives, la lluvia, porque esas gotas que corren por tu tronco
te limpian de aquellas penurias que te agobian. Después vendrá el viento que te
probará. Sus ráfagas serán como saetas que
te cortarán, con el afán de probarte si adquiriste ya, la rapidez para sanar. Quizás te zamarreé para
un lado y para el otro, en ocasiones hasta tu copa tocará el suelo, pero en ese
momento recordarás que sos un roble y tu fuerza te corregirá nuevamente. Luego
vendrá la helada, una vez que hayas aprendido a superar las dos pasadas. Ella
te enseñará que por fuera te puedes congelar, tiritar y quizás por momentos no
respirar; pero por dentro seguirá corriendo tu savia, para mantenerte en la
justicia que impartirás, cuando vuelvas a tener que cruzar al siguiente portal.
- ¿Cómo portal? que me
estás diciendo.
- Volvamos al roble,
él sabe que tiene que pasar por todos esos acontecimientos, para lograr
encontrar al siguiente portal. Por eso no tiene apuro, porque eso debe suceder
y tiene que suceder. Solo se enfoca en su fuerza para poder pasarlo y en su
justicia para lograrlo. No busca nada, solo espera que suceda. No revuelve nada,
para no perder energía y así pasarla. No se declara rebelde, porque sabe que de
esa manera será leña para aquellos egrégores que lo rodean. Sabe que todo eso
existe, pero para lograr su eternidad lo debe pasar.
- Entonces… me dices ¿Qué
no haga nada?
- No de esa manera que
te han enseñado. Mira al árbol, pasa por cada uno de los estados y solo hace lo
necesario. Es mantenerse parado, fuerte y resistente, mientras las pruebas lo
van azotando.
Autora Mónica Fragapane
13/01/2023
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