En la fiambrería y rotisería, había un cliente que cada vez que pasaba por la puerta, es como que el tiempo se detenía, todo era luz, todo era alegría.
Moned, siempre esperaba con ansias a éste cliente.
Todos los empleados, tenían orden que cuando pasara por la puerta, solo ella lo
atendería y nadie más que ella.
Los sábados era el día que nunca fallaba. Tipo 21hs
de la noche paraba su coche azul en el frente, bajaba y a paso firme, entraba
con una sonrisa a comprar lo que cenaría con sus compañeros de trabajo en la
guardia que terminaría a las 24hs.
Moned sabía que su preferencia era la tortilla de
papas que hacía su mamá. Así que una hora antes, ya la preparaba;
específicamente para él.
Este sábado fue diferente, llegó las hora de
siempre, pero ésta vez, vestido de civil ingresó como siempre. Venía
acompañado, de la mano traía a la persona que había elegido como novia.
- Andy, esta es la mejor vendedora en la rotisería.
Cuando tengo guardia ella me tiene siempre la comida preparada a tiempo y la
que me gusta.
Andy con una sonrisa y sin soltar la mano de Joen,
saludo amablemente a Moned. En ese momento la mirada de Moned, comenzó a
empañarse, pero con voz suave y casi entrecortada, le devuelve el saludo.
Los dos compraron para cenar, hacían chistes y
juegos de manos (caricias, besos y abrazos) mientras esperaban lo que habían
encargado.
Joen, paga y en ese momento cuando entrega el dinero
a Moned, le dice
- Gracias, porque siempre me tienes presente
y Moned no comprendía nada, porque su mirada era
como que le pedía disculpas y en el roce con su mano el intento de tomarla.
Moned, bajó la mira, sentía vergüenza, porque su
novia ahí estaba. Lo que nunca olvidó, era la sonrisa de Joen a pesar de que
Andy recorría el local.
En la fiambrería y rotisería, había un cliente que
cada vez que pasaba por la puerta, es como que el tiempo se detenía, todo era
luz, todo era alegría.
Moned, siempre esperaba con ansias a éste cliente.
Todos los empleados, tenían orden que cuando pasara por la puerta, solo ella lo
atendería y nadie más que ella.
Los sábados era el día que nunca fallaba. Tipo 21hs
de la noche paraba su coche azul en el frente, bajaba y a paso firme, entraba
con una sonrisa a comprar lo que cenaría con sus compañeros de trabajo en la
guardia que terminaría a las 24hs.
Moned sabía que su preferencia era la tortilla de
papas que hacía su mamá. Así que una hora antes, ya la preparaba;
específicamente para él.
Este sábado fue diferente, llegó las hora de
siempre, pero ésta vez, vestido de civil ingresó como siempre. Venía
acompañado, de la mano traía a la persona que había elegido como novia.
- Andy, esta es la mejor vendedora en la rotisería.
Cuando tengo guardia ella me tiene siempre la comida preparada a tiempo y la
que me gusta.
Andy con una sonrisa y sin soltar la mano de Joen,
saludo amablemente a Moned. En ese momento la mirada de Moned, comenzó a
empañarse, pero con voz suave y casi entrecortada, le devuelve el saludo.
Los dos compraron para cenar, hacían chistes y
juegos de manos (caricias, besos y abrazos) mientras esperaban lo que habían
encargado.
Joen, paga y en ese momento cuando entrega el dinero
a Moned, le dice
- Gracias, porque siempre me tienes presente
y Moned no comprendía nada, porque su mirada era
como que le pedía disculpas y en el roce con su mano el intento de tomarla.
Moned, bajó la mira, sentía vergüenza, porque su
novia ahí estaba. Lo que nunca olvidó, era la sonrisa de Joen a pesar de que
Andy recorría el local.
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