Ese día decidimos pasar el umbral
la puerta se cerró y un cuarto nuevo se iluminó.
Una cama nos esperaba y en mi corazón solo venganza deseaba.
Tus manos comenzaron a recorrerme,
mientras mi cuerpo temblaba;
no eran tus manos las que deseaba,
pero eran las que estaban.
Tu boca me besaba apasionado,
yo recibía lo que me dabas,
pero en el fondo, no lo saboreaba.
Nuestros cuerpos se juntaron,
se saciaron pensando que el cielo se tocaba.
Pero en mi caso solo había nubarrones
que tapaban el sol que nos iluminaba.
Las horas pasaron, dormidos quedamos
tus brazos me atrapaban y yo lloraba.
Tus palabras, en mi oído me preguntaban
¿qué te pasa? ¿Porque lloras?
Silencio solo te deba.
Como decirte, que te estaba traicionando,
que no era amor lo que te estaba dando,
sólo sed de venganza tenía dentro mío,
la misma que me llevó a elegir el tormento
que por mucho tiempo viví.
Por eso no culpo tus golpes, tu violencia;
porque desde el inició yo era la que mentía,
la que traicionaba tu confianza.
Nunca lo olvidé, nunca pude sacarlo de mi cabeza;
pero debía cambiar mi vida.
La rutina se me apoderó, debía ser la mujer, ama de casa y madre perfecta.
A pesar de que por dentro no era feliz, mi corazón sangraba.
Después tu violencia constante, al principio
lo aceptaba como castigo por la elección
que había realizado. Luego se convirtió
en un martirio que me asfixiaba.
Dije basta a tantos tormentos, pero principalmente
dije basta, a mi gran mentira interna que no se callaba.
No todo fue malo, muchas enseñanzas me dejaste;
Pero a pesar de 20 años separados, tus llamadas
solo me recuerdan los malos momentos que vivimos
en el pasado.
Te pido perdón, por haberte elegido para olvidar,
por haber pensado que con vos todo pasaría.
Te agradezco por los 2 hijos que me has dado,
son parte de mi vida y ellos me hacen recordar
los buenos momentos que vivimos en familia.
Pero mi corazón en realidad es de otra persona,
y me prometí ser fiel a mi corazón y sólo se abrirá
nuevamente ante aquel que me corresponda desde
la misma manera que yo se lo responderé.
Autora Monica Fragapane
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