Infinidades

 


Sentada en la mesa, mirando la misma me encuentro con infinidades de cosas sobre ella.

Un ordenador que solo esta encendido, llamándome con fines serios de que sea utilizado para un destino.

Destino incierto, que en estos momentos me llevan a pensar en todo aquello acallado para no lastimar.

Cuando hablo de lastimar, se me cruzan los dibujos de una historieta en donde el protagonista, ya no se encuentra, pero nadie se ha dado cuenta.

Me lastimo yo, se lastima él… no lo sé, simplemente son las timas lanzadas al espacio que se transforman en balas de un ametrallato.

Yo misma me he provocado timas, no hay culpables en la lista. Simplemente reconocer que yo las provoqué me llevarán a vencer.

Vencer …¿el que?, simple y preciso saber, que solo uno puede proceder con tanta violencia a su propio ser.

Cual ave herida, queriendo volar, encuentro los caminos cerrados para andar.

Cual perro, que se lame, porque no sabe que hacer, me encuentro en esta mesa mirando todo lo que hay por conocer.


Papel y lápiz a la par de mi mano están, blanca la hoja y negro el trazar. La vida al inicio se plasmó como el cristal, transparente para escribir con lápiz despuntado, para trazar.

Una billetera vieja, como su dueña; que pide cambio, pero ella no la deja; por miedo a lo extraño.

El miedo es una costumbre a todos los cambios, aunque a veces se dice: Mi vida es un cambalache mal cantado.

Girando la cabeza encuentra muros mal pintados, pero a pesar de ello, hermosas figuras se pueden ver reflejados.

La humedad y el descascarar, deja plasmado pensamiento volados, con perros y personas jugando.


Suspiro profundamente, buscando diálogo, con todo aquello que está al alcance de sus manos. Pero es tanto el murmullo de todo lo rodeado, que la llevar a tomar la decisión “atrás a quedado todo aquello que sirve solo para lastimar”


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