El Cumpleaños

 


Todo ocurrió el 29 de noviembre. Ese día era el cumpleaños de él, y mi regalo era darle una noche inolvidable. Pero esa noche sería únicamente de los dos.

Es cuando decidí enviar un mensaje por teléfono móvil diciendo:

" Te espero a las 21hs en el Restaurante de la calle Belgrano"

Llegué unos minutos antes y lo esperé en la vereda, para entrar los dos juntos.

 

Entramos al restaurante, elegimos la comida. Como siempre tomamos una gaseosa, ya que ninguno de los dos toma alcohol.

 

En un momento, cuando ya habíamos terminado los platos de comida salada, llamo a la moza del lugar, y ella automáticamente trajo a la mesa el pastel que les había pedido.

 

Era pequeño, no tenía muchas cosas dulces ya que a él no le gustan las especialidades azucaradas. En el centro tenía solo una vela.

 

El restaurante estaba lleno y hasta había parejas y familias esperando mesas para entrar.

Al entrar la torta, la misma gente del restaurante, comenzaron a cantar el Feliz Cumpleaños.

Soplo la vela y sellamos ese momento con un beso.

 

Salimos del restaurante y venía mi segundo regalo. El hotel, una noche de pasión y mucho amor.

 

Antes de entrar a la habitación, le vendé los ojos. Me asesoré que no viera en absoluto. así que le tomé de la mano y lo fui llevando despacio al interior de nuestra habitación que ya había preparado con globos, luces tenues, y una hielera con un champagne adentro. Sin copas, porque nuestros cuerpos sería el recipiente contenedor a tomar.

 

Con suaves besos y caricias lo fui llevando a la cama, prohibiéndole el uso de sus manos. Él debía entregarse sin hacer nada, simplemente yo lo guiaría.

La música del lugar nos acompañaba en la ocasión, lenta y armoniosa.

 

Lo hago sentar al borde de la cama y le saque la campera. Nuestra boca no se separaban. Los corazones parecían que saltarían del cuerpo, latía de tal manera que si nos hacían un electrocardiograma en ese momento, nos internarían por estar demasiados excitados.

 

Los suspìros eran bocanadas, de aire para seguir nadando en el mar de amor que nos rodeaba.

 

Ahora me tocaba sacar la camisa y con besos en su cuerpo lo fui desvistiendo. Él no resistía el tener las manos quietas, así que me obligó a atarlo a la cama. Ya en este momento era mi prisionero, a pesar que desde un principio siempre lo fué.

 

Se llegó a confundir si era mi regalo hacia él por su cumpleaños o era mi propio regalo. Era mi primera vez que tenía la osadía de llevar a cabo un sueño reprimido por enseñanzas inculcadas de que eso no se hacía; pero la verdad al "diablo con ese pensamiento". Cumplir los deseos del otro y de uno, tiene un éxtasis, que se explota de felicidad y nunca más se borra de la memoria y mucho menos del cuerpo.

 

Ya teniendo al prisionero sumiso, comenzamos el juegos con cubos de hielo, recorriendo su cuerpo y mi lengua tomando esa agua que dejaba en el recorrido por su cuerpo.

Mojaba mis labios con el champagne, y se los apoyaba en su boca, con el simple deseo de que disfrutara sin ver ni tocar, esa sensación de amor  que sale del corazón.

 

Fué una noche inolvidable para los dos. Para él porque nunca pensó que y podía llegar a tanto con mis fantasías y por mi parte, entendí en ese momento lo que era realmente tener sexo con amor.

 

En un momento, me pidió encarecidamente, que le saque la venda de los ojos, porque quería verme disfrutar. 

- Bueno amor, tus palabras son órdenes para mí. Llegó el momento que vos también comiences a hacer lo tuyo.

 

Primero saque la venda de los ojos y después no sé de cuánto tiempo; porque ya estaba perdida y no existía reloj o trayectoria de sucesos de movimientos; lo desaté.

 

Terminamos fundiéndonos los dos sin control, el cansancio no existía, era pura adrenalina, puro amor en un cuarto de hotel.

 

A las 9 am despertamos y todo había terminado. Cada uno tenía que volver a la rutina diaria.

 

Yo a casa con mis hijos y luego al trabajo y él a su casa; hasta nos volviéramos encontrar.

 

En esos intervalos de encuentro a encuentro, solo el teléfono móvil era nuestra comunicación.



Libro: Él la eligió

Autora: Mónica Fragapane

Imagenes: paisajes de un viaje



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