- No me esperes
Y yo con lágrimas en los ojos te respondía
- Así lo haré
Pero por dentro sabía que te estaba mintiendo y creo que vos también lo
sabías; pero ambos a su vez teníamos presente que debíamos hacer eso aunque
lastime y sangre el corazón.
Hoy nuestro hijo, en cada partida con su camión me auto digo la misma
frase que vos me decías
- No te espero, porque sé que estas acá.
Siempre te he esperado y quizás te sigo esperando; pero nuestro hijo me
está enseñando eso que vos me pedías en cada despedida.
Ahora entiendo tus ausencias largas, comprendo tu trabajo, tus cosas;
pero en realidad era para que aprenda que la espera no es necesaria cuando se
ama, porque siempre estás en el corazón de quien se queda en la puerta
despidiendo.
También entiendo que para poder seguir vivo, tenías que mentalizarte que
nadie te esperaba, aunque cuando estabas frente a los tuyos, solo deseabas,
caricias, cariño y palabras de amor.
La historia se repite, nuestro hijo la misma historia, pero la
diferencia, es el oficio.
Es difícil el desapego, he comprendido que quedarme sentada esperando es
porque me he quedado atrapada en ese círculo vicioso en donde pasa el tiempo y
se pierden hermosos momentos.
No quiero esperarte, quiero sacarte de mí adentro, pero no puedo, no me
sale, no sé cómo hacerlo.
Quizás me esté mintiendo y sepa cómo hacerlo, pero la verdad es que no
quiero.
A veces deseo con tantas fuerzas abrazar a nuestro hijo y dar esos besos
que tengo para ti; pero después me recuerdo tu frase:
- No me esperes
E inmediatamente guardo todas esas cosas para el día en que pueda
hacerlo.
- No me esperes
Todavía no lo aprendido hacer, mi cabeza está por explotar, de tanto
repetírmelo; pero pienso que justamente es por eso, el cerebro dice espera y mi
corazón dice:
- calla tu mente, porque te volverás loca. Recuerda que él siempre te lo
pidió y es momento de aplicarlo.
- No me esperes
Fue lo último que oí hace casi 6 años.
Comentarios
Publicar un comentario