La confianza

 Esa mañana salí con mi bolso y dentro de él llevaba el papel más importante de una historia de 15 años de antigüedad.

Primero debía ir al trabajo, a la oficina, hacer mis tareas de control de calidad en edición, soporte técnico a 4 idiomas diferentes y por último ir rápidamente a la terminal de omnibus para realizar un viaje de 120 km a entregar ese papel.


Eran las 11 am cuando recibo una llamada:

"Tenés que estar si o si antes de las 13hs, con el papel o no hago nada de lo que te dije"

Mis manos sudaban y ya no tenía la cabeza para hacer mi trabajo en la oficina, me fui con miedo y temblando, en mi cabeza con el pensamiento revuelto por un lado que digo para salir ahora ya y viajar, me daran el permiso en la oficina?, ¿me descontarán el día de trabajo? y si el lunes cuando vuelva me echan por irme antes?... y así miles de preguntas y todas con miedo.

Me pare frente a esa puerta de madera, y del otro lado estaba mi supervisor. La persona a la que debía pedir permiso. Teniamos algo de buena comunicación, pero como ultimamente eran seguidas mis retiradas antes de horario del trabajo, sentía que nuestro diálogo ya no era el mismo.

Hago varias respiraciones profundas y tomo la decisión de abrir la puerta y entrar a paso firme, en la oficina del supervisor. En mi mano llevaba el papel que debía presentar a 120 km de distancia.

- José, necesito pedirte permiso de salir ahora porque tengo que viajar a Giardino, y debo estar antes de las 13 hs para hacer este trámite. Te devuelvo la hora que trabajo el lunes, me quedo más horas en la oficina.

Extiendo mi mano con el papel, para que mi supervisor, viera de que se trataba.

El ni levantó la cabeza, estaba muy metido en su trabajo; que solo me dijo:
- Bueno, Mónica no hace falta que me muestres el papel. Haz lo que tengas que hacer y el lunes devolvés las horas.

Salí rápido, mis compañeros de la oficina no entendían cual era mi urgencia, saludé a todos y me fuí rápido a tomar el omnibus para viajar.

Mientras iba en el viaje, fui dormitando, y en mis sueños cortos, sólo veía que entregaba ese papel y se solucionaba todo lo que se ocultó o no se hizo durante 15 años.

Llego a la parada de Giardino, bajo del colectivo y camino 10 cuadras cuesta arriba, hasta llegar a ese hermoso chalet en plena sierra. Rodeado de un jardín de rosas, árboles frutales y caminos de piedras haciendo el sendero de entrada a la casa.

Toco timbre y desde adentro escucho su voz que me dice:

- Moni, entrá por la puerta de atrás estoy en el quincho.

Me voy a la parte trasera de la casa e ingreso por el quincho, el fuego del asador prendido, había carne sobre la parrilla cocinándose, una mesa tendida con sus 2 platos, 2 vasos, juego de cubierto para 2 y ensalada preparada, 1 botella de vino tinto.

- Llegaste justo a tiempo, sentate y hablamos.

No entendía por un lado el porque el apuro de hacerme llevar el papel antes de las 13hs y encontrarme con todo esto como recibimiento; pero el otro lado, como ya lo conocía sabía como iba a terminar este llamado de apuros.

Saco la carne como me gusta, jugosa a punto, me sirvió y hasta por primera vez me cortó la carne y me daba en la boca, de la misma manera como lo soñe por más de 15 años y nunca hasta ahora se había  hecho realidad.

Me olvidé de la hora, me olvidé que había salido temprano del trabajo y debería devolver las horas, me había olvidado hasta que a 120 km me esperaban mis hijos y mi madre a que regresara.

Esos momento fueron inolvidables, únicos, solo era sentía que volaba, que todo era amor, que estaba viviendo un sueño.

Terminamos de comer y me tomó de la mano, mientras me besaba, me llevó al dormitorio y nos amamos como si fuera la primera vez que nuestros cuerpos se tocaban.

Nos quedamos dormidos, abrazados y desnudos en la cama.

Cuando me despierto, ya era tarde y me tenía que volver a Córdoba. me visto, en eso el me seguía por detrás a todos lados, pidiéndome que no me valla. Que me quedará para siempre y que llamara mis hijos y los hiciera viajar, que vivieramos todos en esa casa, que... que... muchas cosas me ofrecía y a ninguna de ellas yo le respondía nada, solo lo miraba a los ojos, en algunas apenas emitía una sonrisa y en otras propuestas, quería encontrar en sus ojos la verdad, si todo lo que me ofrecía como nuevo era verdad; pero no encontraba esa respuesta.

Nos paramos frente a la chimenea, yo tomo mi cartera y saco el papel, se la entrego y le digo:

- Es hermoso y siempre fue mi sueño todo lo que me ofreces, pero tengo miedo que como siempre, me abandones y yo tenga que comenzar de nuevo con mis hijos desde el principio y la verdad ya no quiero vivir eso.

Tengo trabajo, puedo mantenerlo sin depender de nadie y no quiero depender de vos para luego llorar como lo hice en estos 15 años.

No te olvides de hacer el trámite del reconocimiento de tu hijo, y después de eso hablamos de nuevo sobre este tema, si seguis a nuestro lado.

Salí de chalet, miré hacia atrás y me despedí de esa casa, porque ya lo conocía y sabía que todos esos "Que" de sus propuestas, eran simplemente, propuestas al aire; porque siempre terminaba yendose.


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